Edgar Degas, Melancolie. 1874. The Phillips Collection, Washington.
«Desde antiguo y hasta nuestra época, el melancólico es consciente de que en la sociedad que le rodea no podrá encajar, y al mismo tiempo reconoce —o lo percibe, siquiera por instinto— dentro de sí aquello que lo hace distinto: la inclinación innata y permanente a pensar en la muerte, fuente de su infelicidad pero también de su fuerza expresiva».
Toni Montesinos, Melancolía y suicidios literarios.