John William Waterhouse, The Soul of the Rose. 1908
Una sola nota musical para Hölderlin
«Si pierdo la memoria, qué pureza.En la azul crestería la tarde se demora,retiene su oro en mallas lejanísimas,cuela la luz por un resquicio último, se extiende y me delatacomo un arco que tiembla sobre el aire encendido.¿Qué esperaba el silencio? Príncipes de la tarde, ¿qué palaciosholló mi pie, qué nubes o arrecifes, ¿qué estrellado país?Duró más que nosotros aquella rosa muerta.Qué dulce es al oído el rumor con que giran los planetas del agua».Pere Gimferrer. Arde el mar.