Paul Delvaux, El tren azul, 1946
«Tú, quienquiera que seas, que me tienes ahora en tu mano,
Sin una cosa todo será inútil,
Antes que pretendas más de mi te advierto honradamente,
No soy lo que pensabas sino muy distinto.
¿Quién es el que se haría seguidor mío?
¿Quién se suscribiría candidato a mi afecto?
La senda es sospechosa y el resultado incierto, destructivo tal vez,
Habrías de renunciar a todo, yo sería tu única y exclusiva norma,
Tu noviciado sería largo y agotador,
Toda pasada teoría de tu vida y toda conformidad con las vidas que te rodean tendrían que ser abandonadas,
Déjame pues ahora, no te incomodes más, quita tu mano de mi hombro,
Déjame y sigue tu camino».
Walt Whitman, Hojas de hierba.