Jimmy Lawlor, Books.
«Arañadas tapas de un verde ajado, como de un terciopelo muchas veces expuesto a la luz.
Tapas del color del tabaco. Y del de los corales de las islas Filipinas.
Tapas del color de la luz del atardecer en Nueva Inglaterra ―mis otros veranos―.
Tapas con olor a cobalto, a moho dulce, a gusanos de seda, a madreselva, a coñac, a tierra mojada.
Tapas estampadas con dos lineas de oro desvaído, en azul prusia, en blanco sucio de nieve.
Los libros de tapas de cartón forradas con telas y los libros de tapas flexibles para los días de tren o playa.
Libros en miniatura (los poemas de Verlaine) y libros gigantescos (algunas novelas de Balzac).
Libros que podrían sujetar un edificio entero (por lo que dicen y cómo lo dicen).
Ningún libro malo entre tantos libros».
Mary Ann Clark Bremer, Una biblioteca de verano.
(Cuando asedien tu faz cuarenta inviernos).