Johannes Vermeer, Het meisje met de parel, 1665-67. Mauritshuis
«De la oscuridad de los lavaderos surge María. Sus trece años son mayores que los míos, su cuerpo ya está formado. Tres dedos por debajo del mechón de pelo negro, corto, está la boca rauda con las palabras, las veo salir del tobogán de sus gruesos labios. La sonrisa le cruza la cara de un lado a otro. María conoce los movimientos de las mujeres. Estoy ante ella y siento las entrañas vacías, hambre de pan, de dar un mordisco a la misma rebanada de pan y mantequilla. Me la ofrece, no la acepto. Ha descubierto que me entreno con el bumerán, siente curiosidad. Me oye subir, pasar por su puerta. Se acerca, la noche es calurosa y trae sus olores, chocolate, orégano, canela, aspiro, es perfume francés, dice arrastrando la erre».Erri de Luca, Montedidio.