Cueva de las Manos, río Pinturas. Santa Cruz, Argentina.
«Se cree protegido, se siente seguro. Cachorro de puro instinto, amor primigenio, cariño sin desbastar. Y no sabe que mis brazos no pueden protegerle, que todos los brazos del mundo no bastan para defenderle de sí mismo, de su propio cuerpo precioso».
Sergio del Molino, La hora violeta.